De un tiempo a esta parte nos hemos ‘acostumbrado’ a oír hablar sobre la aparición de distintos brotes de Peste Porcina Africana (PPA) por los territorios de diferentes países europeos. Si bien no deberíamos hacer de esta costumbre una norma, pues recientemente han sido noticia diferentes circunstancias relacionadas con esta enfermedad (unas esperanzadoras, y otras menos buenas).
A principios del pasado mes de mayo Italia notificaba un caso de PPA en un jabalí encontrado en las inmediaciones de Roma. Esta región se encuentra a unos 400 km de la zona afectada más cercana, en el noroeste del país. Recientemente, a principio de junio se confirmaba la presencia en dos cerdos domésticos de esta misma región, informándose al mismo tiempo que en la región se han detectado un total de 23 jabalíes como positivos desde el mes de mayo.
También a finales del mes de mayo se detectaba un foco de PPA en la zona suroeste de Alemania, en una explotación de cerdos domésticos, situada a tan sólo 7 km de la frontera con Francia. Este hallazgo supone un gran avance de la enfermedad, puesto que se encuentra a unos 500 km de la zona infectada previamente, situada en la zona este de Alemania. Por este motivo, la principal hipótesis sobre la vía de entrada es el factor humano al tratarse de una explotación con actividad agrícola además de ganadera, en la que trabajan un número elevado de personas de diferentes nacionalidades.
Resulta pues, especialmente importante extremar las ya conocidas medidas de bioseguridad, aspecto que, según distintas asociaciones no se lleva a cabo con el rigor necesario en nuestro país. Así pues, la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos recuerda la facilidad de difusión del virus y pide al Gobierno especial rigidez ‘para evitar a toda costa la entrada de la enfermedad’. Consideran que el control de la población de jabalíes debe ser una de las prioridades, ya que la densidad es muy alta en determinadas zonas; consideran también que ‘se deben extremar las medidas de bioseguridad en granjas porcinas y el transporte animal’ así como en los aeropuertos, puertos y carreteras, ‘para evitar saltos de la enfermedad’. Otro de los aspectos que se destaca desde la Unión es el intercambio de experiencias aplicadas en otras zonas, así como la divulgación de la enfermedad en la sociedad.
En relación a la bioseguridad en el transporte, la Asociación de Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Cataluña (JARC) reclamaba el pasado mes de abril que se lleven a cabo controles diarios en los transportes de animales vivos con destino a España, ya según citan, el año pasado sólo se realizaron 48 controles de PPA de los más de 1800 camiones de lechones que entraron por La Jonquera, lo cual consideran ‘absolutamente insuficiente’, al tiempo que recuerdan que las dos transmisiones a larga distancia (la de Bélgica y la de Italia) han detectado su primer positivo en las inmediaciones de carreteras con tráfico internacional. JARC destaca también como aspectos clave el control de la población de jabalíes y una mejora sustancial en los centros de limpieza de transporte, incorporando equipos y personal profesional, lo cual sería también eficaz en la lucha contra otras muchas enfermedades porcinas.
España es un país con un gran peso productor y exportador, y las dos citadas asociaciones coinciden en el daño que podría causar en la economía la aparición de un hipotético brote, al tiempo que instan al Gobierno a la elaboración de un plan de zonificación en España que permita seguir con la comercialización en las zonas no afectadas, como ya han hecho otros países europeos.
El virus de la PPA es inofensivo para los humanos, pero su expansión por Asia ha reducido notablemente su cabaña porcina desde que se detectara en 2019, afectando a diferentes países de este continente.
Ante este escenario, Vietnam anunciaba la semana pasada que ha logrado producir con éxito la primera vacuna comercial a nivel mundial contra el virus de la Peste Porcina Africana. La vacuna ha sido desarrollada por una empresa vietnamita en colaboración con investigadores estadounidenses y aseguran que proporciona una inmunidad de 6 meses, logrando una protección del 100% en condiciones de laboratorio y del 80% en condiciones de granja. Se trata pues de una nueva herramienta para el control de una de las enfermedades que más amenaza al sector porcino a nivel mundial.
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